La gimnasia femenina española no vive su mejor momento. Tras más de una década de éxitos que culminaron con la primera medalla olímpica en Atenas 2004, el equipo no se clasificó en los Mundiales para los próximos Juegos Olímpicos, donde sólo tendrá dos atletas. Es un pequeño fracaso que no se ve en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid, donde el seleccionador, Jesús Carballo, y su equipo han aprovechado el puente de la Constitución para echar un vistazo a las promesas de este deporte, a las gimnastas que lucharán por recuperar el prestigio perdido desde 2009. Son casi 40 niñas de entre 12 y 14 años de cinco comunidades autónomas: Madrid, Cataluña y Asturias, con larga tradición en este deporte; Baleares, un semillero desde que Elena Gómez ganara el primer oro mundial de España en la disciplina en 2002, y Andalucía. Han viajado a Madrid acompañadas por sus entrenadores porque la idea es que se lleven a sus gimnasios las técnicas que utiliza el equipo nacional, las tablas de preparación física y un montón de consejos. Algunas, como las catalanas del CAR de San Cugat, ya se entrenan como pequeñas atletas de élite, en sesiones de mañana y tarde que compaginan con los estudios. Muchas miran con envidia a las olímpicas que se ejercitan estos días a su lado y que viven concentradas de forma permanente en Madrid en un piso supervisado por un tutor a cinco minutos del gimnasio.
A
pesar de la leyenda negra de la gimnasia, en la sala de
entrenamientos no se ve sufrimiento ni se oyen gritos. En las tres
horas que dura la sesión, las niñas van cambiando de aparato,
tienen muchos tiempos muertos mientras se ejercitan sus compañeras y
la parte más dura, la preparación física -muchos abdominales-
apenas dura media hora. Tienen cuerpos de niñas, tal vez incluso más
niñas de lo que son en realidad, pero se comportan como pequeños
adultos. No alborotan, no juegan. "Es duro, pero como cualquier
deporte de élite", se defiende una de las entrenadoras.
Si
los planes del presidente de la Federación Internacional, el
italiano Bruno Grandi, salen adelante, ninguna de ellas podrá
competir en un gran torneo hasta que cumpla los 16 años. Esta
limitación existe desde 1997, pero con una excepción: en los
Mundiales del año anterior a unos Juegos Olímpicos pueden competir
atletas de 15 años. La actual campeona del mundo, la estadounidense
Shawn Johnson, tiene esa edad.
A
Carballo no le preocupa la nueva prohibición. "Me parece bien
que la gimnasia sea más adulta. Eso sí, habría que cambiar el
código de puntuación porque el actual valora sobre todo la
dificultad". Y la dificultad es más fácil para los cuerpos
pequeños. "Lo que hay que conseguir es que las niñas se
retiren más tarde, que no se quemen y eso exige otro modelo de
competición", añade Alfredo Hueto, el descubridor de Gervasio
Deferr.
Las
gimnastas alcanzan su plenitud entre los 15 y 17 años, pero aprenden
los trucos antes. Con la pubertad, que normalmente se retrasa de
forma natural por el ejercicio físico, vienen los problemas. Nadia
Comaneci, la primera gran niña-gimnasta, el primer 10,00 de la
historia, creció 10 centímetros en un año y empezó a caerse de
los aparatos. El centro de gravedad se eleva, los pies ya no caben en
la barra, se pierde elasticidad...
Para
el psicólogo José Carrascosa, que ha trabajado con futbolistas,
ciclistas, yudocas, atletas y gimnastas, no es tan importante la edad
en la que los niños empiezan a competir como los métodos que se
empleen con ellos: "Tienen que estar adaptados". Y pone
como ejemplo el fútbol 7. Igual que los niños-futbolistas juegan en
campos más pequeños, las gimnastas más jóvenes compiten en
aparatos a su medida y tienen prohibidas ciertas dificultades. Su
colega Amador Cernuda, más de 20 años en el equipo nacional,
subraya que la gimnasia no es diferente a otros deportes ni a
actividades menos polémicas como el ballet, y que lo único
necesario es una supervisión adecuada.
El
debate está abierto y no se resolverá hasta 2009. Entre los que ya
se han pronunciado está Comaneci, que tocó la gloria olímpica con
sólo 14 años. Para la reina de Montreal 1976 la propuesta de Grandi
sólo perjudicaría a los países pequeños: "Estados Unidos
tiene tantas buenas gimnastas que Oklahoma puede competir contra
Nebraska y sería una gran competición. Pero, ¿qué pasa con
aquellos países donde apenas hay una decena de buenas gimnastas?",
ha declarado a la revista International Gymnast. Lo que parece
claro es que si las gimnastas fueran mujeres este deporte ganaría en
elegancia y perdería espectacularidad. Como antes de Nadia, cuando
era habitual encontrarse verdaderas mujeres en la alta competición,
como Vera Caslavska
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